Page 6 - PRUEBAS DE DOMINIO LECTOR
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Una de las conclusiones del “Informe Capital Humano en Chile”, publicado
por Brunner y Elacqua el año 2003, señalaba que: “A medida que la
escolarización se extiende, los aspectos cualitativos pasan a ser decisivos
(...) En adelante, por tanto, la principal variable de diferenciación (entre
países), será la calidad de la educación ofrecida y la efectividad de los
desempeños a que ésta dé lugar. La pregunta crucial, a partir de ahora, es
qué porcentaje de la población alcanzará el umbral mínimo de competencias
necesarias para desempeñarse productivamente en la sociedad de la
información y en una economía globalizada que hará uso cada vez más
intenso de tecnologías” (p. 8). Hoy, con el enorme avance de la tecnología,
hay consenso en reconocer la importancia del desarrollo de destrezas en
la escolaridad y de fijar criterios y estándares a cumplir progresivamente,
lo que a su vez permite ir monitoreando en forma periódica los avances
alcanzados, las metas cumplidas y las dificultades surgidas (Mekis, 2021;
Bambrick-Santoyo, Settles y Worrell, 2018; Weinstein, 2009; Robinson,
2007). Dirigir y monitorear el proceso de enseñanza aprendizaje, así como
orientar las acciones de mejora, son consideradas prácticas fundamentales
de los líderes efectivos de establecimientos educacionales (Muñoz &
Marfán, 2012; Uribe & Celis, 2012).
Diversas mediciones muestran que el nivel de competencias básicas
que poseen los adultos, adolescentes y niños en Chile y en el mundo es
preocupante. Así, el International Adult Literary Survey (OECD, 2002,
2000), que mide la habilidad de las personas entre 15 y 65 años para
entender información impresa y aplicarla en actividades cotidianas y
del trabajo, señaló que en Chile sólo el 14% de la población superaba el
umbral mínimo requerido para desempeñarse eficazmente en la sociedad
de la información. Un estudio realizado (OECD-PIAAC, 2012-2016) en 40
países señala, en su primer informe, que da cuenta de los resultados de los
primeros 24 países, que un 15.5% de las personas se encuentra en el umbral
mínimo (Grotlüschen, Mallows, Reder & Sabatini, 2016).
La prueba internacional PISA, que mide conocimientos en las asignaturas
de Lenguaje, Matemática y Ciencias de escolares de 15 años en 72 países
señala -en la medición realizada en Chile el año 2015 (Mineduc, 2016)-
que en Lectura los estudiantes chilenos obtuvieron 459 puntos, 34 puntos
menos que el promedio de la OCDE, y que Chile se ubica en el lugar 41 de
los 72 países. Este mismo estudio, que califica el aprendizaje en niveles de
desempeño, señala que, mientras los países OCDE tienen un 20.1% de los
alumnos en el nivel más bajo, definido como el de los estudiantes que no
tienen las competencias mínimas para participar en una sociedad moderna,
Chile tiene al 28.4% de sus alumnos en este nivel. Por otro lado, diversos
resultados SIMCE de 4º y 8º básico demuestran que cientos de miles de
jóvenes chilenos no han adquirido las elementales competencias de lectura y
comprensión de textos (Mineduc, 2016, 2015; Eyzaguirre & Le Foulon, 2001).
Es así como en el SIMCE de Lenguaje 2015 38% de los alumnos chilenos de 4º
básico, 31% de los alumnos de 8º básico y 53% de los alumnos de IIº medio,
fueron calificados en el Nivel Insuficiente en esta importante destreza.
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